RAINFER




Hace unos meses decidí emplear parte de mis vacaciones como voluntaria. Alguien me habló de RAINFER y después de echar un vistazo a su página web, lo tuve clarísimo. RAINFER se dedica a la recuperación de primates que han sido usados en circos, zoos o como mascotas de particulares. RAINFER se dedica a rescatar animales a los que les hemos jodido la vida. Nunca podrán volver a su casa, nunca volverán con sus familias, no serán libres nunca. Psicológicamente nunca serán como otro congénere que ha tenido la suerte de vivir su vida en libertad. Humillados, usados, explotados para nuestra diversión su alma está rota y de eso no se regresa.



Obligados a vestirse de niños, a fumar, a montar en bici, a pintarse los labios, a beber alcohol, a saltar, a saludar, a ser gritados, golpeados para aprender trucos para diversión de imbéciles, privados del cariño de sus madres, de la protección de su familia, humillados, cosificados, su habitat destruido....así llegan a RAINFER. Bajo su protección empieza un proceso de rehabilitación larguísimo que requiere unos cuidados veterinarios muy específicos y unas dosis infinitas de amor y paciencia. Y de eso en RAINFER hay a toneladas. Creo que tienen el trabajo más hermoso y duro del mundo. Hermoso porque pocas cosas habrá más hermosas que rescatar el alma de un animal salvaje, pero duro porque como me comentaba Sofía (una de las cuidadoras del centro), los animales nunca serán libres. Pasarán los años y ellos seguiran allí, sometidos a los horarios, al espacio, el tiempo y los cuidados que se les den, ni domésticos, pero tampoco salvajes, criaturas magníficas atrapadas en un limbo extraño y cruel.

En cuanto al voluntariado, el proceso a seguir es relativamente fácil, basta con escribirles y seguir una serie de pasos. Si eres escrupuloso, RAINFER no es tu sitio, si eres tiquismiquis, blandengue, si lo que quieres es tocarles, jugar con ellos, o no sabes trabajar en equipo, insisto, no es tu sitio. RAINFER es una cura de humildad: se limpia mierda a borbotones (literalmente), se preparan comidas, se limpia más mierda, y se prepara más comida. Y también conoces a gente maravillosa. las mujeres que trabajan allí son un equipo humano soberbio. Las he ametrallado a preguntas estos días, he sido una novata a la que han tenido que explicar todo de cero y no he recibido otra cosa más que amabilidad y cariño.  Las admiro infinito a todas. También he conocido a estudiantes de biología en prácticas, Marina, Viki y Víctor. Me han enseñado a hacer las tareas, me han ayudado a sentime involucrada desde el primer día. Les saco veinte años como poco, esta gente tan joven, tan trabajadora, tan buena gente, me  devuelve la fe en el ser humano. El modo en que tanto voluntarios como trabajadores priorizan al 120% el cuidado de los habitantes de RAINFER es un ejemplo de que el ser humano es tambén capaz de lo mejor.

Todos los habitantes de RAINFER tienen un nombre, una historia detrás, una personalidad muy marcada. El personal de RAINFER sabe todo de todos.  He aprendido que a Boris (el Orangután que vivió en un circo) le gusta el kefir y que se sienta en el suelo para observarte mientras come manzanas. He conocido a Manuela (la Chimpancé más guapa del mundo) que te ofrece un puerro a cambio de tocarte las botas de agua. A Maxi, un chimpancé con raquitismo pero que tiene el corazón más noble y bueno de todo RAINFER. Y a Ximena, y a Brutus, a Johnny a Buba...

He terminado el voluntariado con la certeza de que volveré, y con el sabor agridulce de haber puesto mi granito de arena para compensar una injusticia.  RAINFER se mantiene de la ayuda de los voluntarios, de los padrinos y madrinas y de las visitas tanto de grupos escolares como de familias. Lugares como RAINFER no deberían existir, pero ya que existen , ojalá que todos fueran como RAINFER.

Gracias a toda la familia RAINFER por haber hecho de este voluntariado una experiencia inolvidable que me llevo en el corazón para toda la vida









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